Esta entrada esta dedicada a introducirnos de manera general en el mundo de los íberos.
Los
autores clásicos, griegos y latinos, denominaron íber-íberes a los
habitantes del área litoral mediterránea comprendida entre
Andalucía y el río Hérault (Francia). Los íberos (iberos o Íberos) nunca llegaron a
alcanzar una unidad política; sin embargo, tenían un rasgo común,
su Cultura, que se desarrolló entre los siglos VI al I. a.C.
Enlace al comic de los íberos del Cigarralejo |
Los Íberos levantinos fueron unos de los pocos pueblos que se romanizaron de una forma pacifica, ya que tenían relaciones comerciales con los fenicios, griegos, romanos y acuerdos militares con Roma.
Con la Cultura
Ibérica cambia la configuración del hábitat de las etapas
precedentes y la estructuración de la población. Por primera vez en
nuestras tierras se puede hablar de verdaderas ciudades que controlan
política y económicamente un territorio donde se asientan otros
núcleos de población dependientes de aquellas, de carácter
preferentemente agrícola, como las aldeas y caseríos. Este
territorio aparece defendido por fortines, dispuestos en puntos
estratégicos, que aseguran la vigilancia de las fronteras.
La existencia de ciudades, es la característica más destacable de su organización política y social.
La
utilización generalizada de la metalurgia del hierro y del torno de
alfarero es un claro exponente de su alto nivel tecnológico.
A
su vez, el uso de la escritura, la existencia de un sistema de pesas
y medidas y, finalmente, la acuñación de moneda expresan la
complejidad alcanzada por la sociedad ibérica.
La
agricultura, junto con la ganadería, era la actividad económica
fundamental de los íberos. Tenían una agricultura basada en el
cultivo de la vid, el olivo y el trigo.
La
Cultura Ibérica es el resultado de un proceso de formación iniciado
en el siglo VIII a.C. con la instalación de las primeras colonias
fenicias en el sur peninsular. Desde los establecimientos costeros
partirán los estímulos que permitirán a los indígenas conocer
nuevos productos y nuevas técnicas.
Las
excavaciones reflejan el carácter sedentario, organizado y defensivo
de los poblados ibéricos.
ORGANIZACIÓN
SOCIAL y POLÍTICA
Fuese
el que fuese el representante, ya sea un rey o un caudillo tribal,
este siempre actuaba como el jefe militar y única autoridad
representativa.
Existe una clara diferenciación de clases sociales. La cúspide de la organización social estaría ocupada por un caudillo o reyezuelo (denominado “basileus” por las fuentes clásicas) y que controlaría un buen número de poblados y los régulos subordinados a estos, y administradores de pequeñas hábitats de menor importancia, seguidos por la aristocracia con un marcado carácter militar.
LA
CASA ÍBERA
Tanto
la red viaria como las viviendas se adaptaban al terreno. El modelo
de construcción más difundido es el oppidum; fortificación sobre
una colina o elevación de fácil defensa.
Los materiales empleados en la construcción de una casa eran: la tierra, la piedra, la madera y la cal. Las casas poseían un zócalo de piedra de entre 0'5 y 1m de altura, sobre el que se alzaban las paredes de adobe. Posteriormente las piedras y adobes se revestían con barro, se enlucían y se encalaban; e incluso algunas casas se pintaron con tonos rojizos, verdes o azulados.
Los suelos eran de tierra apisonada y raramente de guijarros o lajas . Los techos eran planos y consistían en un entramado de vigas y rollizos sobre el que se disponía una densa cubierta vegetal, se han documentado improntas de tallos de gramíneas; y finalmente, se le dotaba de una capa de arcilla o barro, a veces mezclado con algún fragmento cerámico.
Las
casas son de una sola planta y separadas por muros medianeros, se
organizaban en manzanas y ocupaban, cada una, una superficie que
variaba entre los 80 y 150 m2, aunque la casa del jefe del poblado
seria la más grande llegando a los 300m2. La pendiente del cerro
donde se situaba el poblado obliga a nivelar el suelo de las
habitaciones mediante la construcción de muros de contención que
servían de base a las paredes y que se rellenaban con tierra y
piedras. Las habitaciones van así escalonándose a lo largo de la
cumbre y las puertas se abrían en los lugares más accesibles,
condicionando la forma y la organización interna de las casas. El
poblado estaba casi siempre rodeado de murallas y en ocasiones con
torres adosadas. Sus puertas tenían llaves para poder cerrarlas. En
cada vivienda el espacio se distribuía de forma distinta, según las
necesidades y actividades de sus ocupantes, predominando el modelo de
una estancia principal y habitaciones secundarias anexas, de menores
dimensiones.
Las
casas aparecen compartimentadas en habitaciones: la zona principal,
ocupa un lugar preferente y concentra las actividades culinarias y
textiles; las despensas, en donde se almacenaban las ánforas y
tinajas, se sitúan en espacios apartados y oscuros. Otras
dependencias se destinan al reposo, molienda o talleres.
El estudio de las estructuras excavadas muestra la existencia de numerosas remodelaciones y ampliaciones de las casas. Estas nuevas dependencias no se comunican directamente con la vivienda original, sino que los accesos se realizaban desde la calle.
Las manzanas de casas se disponían a uno y otro lado de la gran calle central que recorrería prácticamente todo el poblado. De este eje principal arrancarían las calles secundarias perpendiculares, cruzadas a su vez por otras, con pequeñas plazas situadas en torno a elementos destacados como una cisterna. Con el paso del tiempo y la masificación las ampliaciones en las viviendas fueron invadiendo y reduciendo el espacio de las calles secundarias, salvo donde era necesario mantener una anchura mínima para la circulación de los carros, de tal forma que se han encontrado calles donde sólo era posible el paso de una persona.
LA
CERÁMICA
Los
vasos decorados con motivos geométricos, constituyen la clase más
corriente de la cerámica íbera.
Los íberos tomaron este tipo de
decoración de los colonizadores. Los vasos decorados ibéricos se
agrupan en dos estilos pictóricos bien diferenciados. El estilo
narrativo con escenas figuradas dispuestas en friso y acompañadas en
muchas ocasiones de textos escritos que se desarrolla en el siglo III
a.C.; y el estilo simbólico, caracterizado por imágenes aisladas
y de seres mitológicos en disposición central, que se desarrolla en
los siglos II-I a.C. En estas producciones de prestigio, realizadas
en su mayoría por encargo, destaca el papel del pintor especializado
frente al alfarero. Esta división del trabajo entre pintores y
ceramistas confirma que estamos ante una sociedad jerarquizada donde
artistas o talleres trabajan para las clases altas urbanas.
Entre el material cerámico recuperado destaca la cerámica de importación fina, como son las cerámicas áticas, tanto de figuras rojas como de barniz negro. La cerámica de barniz rojo aparece en menor cantidad que la negra, todas ellas correspondientes al siglo IV a.C.
Entre el material cerámico recuperado destaca la cerámica de importación fina, como son las cerámicas áticas, tanto de figuras rojas como de barniz negro. La cerámica de barniz rojo aparece en menor cantidad que la negra, todas ellas correspondientes al siglo IV a.C.
En cuanto a la cerámica propiamente ibérica contamos con un repertorio tipológico formado por recipientes cerámicos de cerámica fina, y por los de cerámica de cocina. En la primera se incluyen recipientes de transporte, almacenaje, despensa ánforas, tinajas, etc.; de servicio de mesa; platos, escudillas, páteras, copas, y de aseo personal, o también relacionadas con actividades religiosas y funerarias botellitas, copitas, etc. Con una decoración pintada de carácter geométrico compuesta por bandas, filetes y círculos, que las sitúa claramente en el ibérico Pleno.
La
cerámica de cocina se compone de recipientes destinados
esencialmente a uso culinario, encontramos las ollas tanto grandes
como medianas, las cazuelas, las tapaderas, los toneles, etc..
Las escenas
pintadas en la cerámica están dispuestas en friso y en ellas
participan siempre varios personajes, plasman actividades muy
concretas de un sector de la sociedad: la aristocracia.
Muestran
un mundo lúdico, como las cacerías, y militar, donde la guerra,
duelos y juegos competitivos reflejan la importancia del caballero.
Las damas entrenadas, las procesiones y danzas reflejan el carácter
festivo y religioso de estas ceremonias colectivas donde siempre
participan mujeres que, por su atuendos y atributos, representan a
damas de alto rango.
Así, las escenas de la cerámica muestran,
en un contexto urbano, a la clase privilegiada. En la base de la
sociedad se encontraba el campesinado, que no aparece reflejado en la
iconografía, dedicado a la explotación del entorno de la ciudad.
LA
ESCULTURA
Además
de su valor estético, las esculturas íberas nos presentan
prácticamente la única fuente para aproximarnos al aspecto físico
de sus gentes; ya que incineraban a sus muertos y no tenemos
cadáveres para su estudio antropológico.
Es una escultura arcaica, las figuras en un principio son representadas frontalmente, siendo rígidas, simétricas y carentes de animación, pero eso sí, con una gran expresividad, no olvidemos que su arte y vida se vio influido por las colonias griegas , fenicias y púnicas. Posteriormente sus obras alcanzan una belleza y elaboración exquisitas.
Es una escultura arcaica, las figuras en un principio son representadas frontalmente, siendo rígidas, simétricas y carentes de animación, pero eso sí, con una gran expresividad, no olvidemos que su arte y vida se vio influido por las colonias griegas , fenicias y púnicas. Posteriormente sus obras alcanzan una belleza y elaboración exquisitas.
La
mayoría de esculturas íberas datan del S. V a.C hasta la
romanización. La escultura íbera se divide en dos facetas: Las
estatuas de piedra de gran tamaño y las estatuillas que se ofrecían
como exvotos en los santuarios. En el levante destacan las obras como
la Dama de Elche, el Guerrero de Moixent. Los temas representados
eran las figuras humanas y de animales, ya sean reales o fantásticos.
Los materiales empleados eran la piedra, el bronce, la terracota y el
hierro.
LOS
METALES
Los
objetos de metal hallados son, en su mayoría, de hierro, seguidos de
los de bronce y plomo y, en menor medida, los de plata y oro.
Las
piezas de hierro que se han recuperado se podrían agrupar según su
funcionalidad:
-Las
relacionadas con el armamento.
-El
material que corresponde a las diferentes actividades agrícolas,
artesanales y domésticas que se desarrollaron en los poblados.
-Y
finalmente las piezas que se podrían clasificar como elementos
propios de tareas de construcción y carpintería.
En
bronce el porcentaje es menor, destacando sobre todo a objetos
relacionados con la vestimenta y piezas relacionadas con actividades
comerciales.
En
plomo también se han recuperado unas planchas, de forma circular,
que probablemente servían para contener las brasas en el interior de
las viviendas. En este mismo material han aparecido láminas escritas
que nos muestran la complejidad de la sociedad ibérica. Son planchas
muy finas, que suelen aparecer enrolladas, escritas por ambas caras.
En cuanto a los metales nobles es escasa su presencia en los restos recuperados, (anillos, cadenas...)
LA
ORFEBRERÍA
Los íberos eran unos grandes orfebres y aunque su estilo se vio influido
por los griegos o la cultura oriental, llegaron a desarrollar su
propio estilo.
NUMISMÁTICA
Durante
los siglos V-III a.C. se atestigua en nuestros poblados el uso de un
número reducido de monedas procedentes de Siracusa, Messana,
Massalia o Emporion. Durante este tiempo, la moneda desempeñó una
función muy modesta o casi nula, ya que los intercambios se
realizaban mediante el trueque.
Las primeras monedas que se acuñaron en tierras valencianas fueron las de Arse (Sagunt), durante la segunda mitad del siglo III a.C, y poco después en Saitabi (Xátiva).
La
Segunda Guerra Púnica, que enfrentó a romanos y cartagineses, será
una causa muy importante de la difusión del uso de la moneda, pues
puso en circulación una enorme cantidad de ellas para cubrir los
gastos originados por la guerra, como el sueldo, stipendium de los
mercenarios íberos. Arsey Saitabi fueron los centros emisores más
importantes, con una voluminosa producción durante los siglos II-I
a.C.
Ambas
acuñaron plata; perolas cecas valencianas, exceptuando Arse, se
orientaron hacia la acuñación de moneda de bronce ases y divisores,
es decir, hacia la moneda utilizada en las pequeñas transacciones.
Paralelamente a estas acuñaciones de las cecas ibéricas, se
acuñaron también tres emisiones de monedas de bronce en la recién
fundada ciudad romana de Valentia.
En
el mundo ibérico la validez de las monedas no estuvo limitada al
territorio de la población que las emitió, siendo igualmente
utilizadas y aceptadas en otras ciudades.
LENGUA
y ESCRITURA
Ninguna
de las inscripciones conservadas es anterior al siglo V a.C. Se han
encontrado sobre piedras, plomo, monedas y cerámica.
La escritura íbera era semisilábica en un momento en el que dominaban en el mediterráneo las escrituras alfabéticas.
La transcripción de los signos ibéricos fue lograda hace años, gracias a los nombre íberos que aparecían en inscripciones latinas y epígrafes de monedas.
Aunque
no se ha podido traducir la escritura ibérica.
Entre los distintos sistemas utilizados es el área de Levante la que ofrece mayor riqueza y variedad de inscripciones. Utiliza 28 signos y su uso estuvo muy generalizado.
El
ibérico es una lengua preindoeuropea y se inscribe dentro de la
unidad lingüística mediterránea.
Estos
documentos aparecen escritos en tres alfabetos distintos: el alfabeto
meridional, que ocupa la parte oriental de Andalucía, las tierras de
Albacete, Murcia y Alicante; el alfabeto oriental, que se extiende
por toda la costa este peninsular, y el alfabeto jónico que se
limita a la comarca de Alcoi y parte de la costa alicantina.
LA
RELIGIOSIDAD
La
religiosidad ibérica, dada la escasez de fuentes textuales y la
natural dificultad que su estudio tiene a través de los restos
arqueológicos, ha sido tradicionalmente el campo de conocimiento de
la cultura ibérica que mayor retraso ha tenido en la investigación.
El
panteón ibero aceptó divinidades exóticas orientales y
posteriormente griegas y romanas.
Uno de los cultos más venerados eran a las diosas de la fertilidad, también aparecen diversas diosas aladas representadas en vasos cerámicos. Aparecen asociadas con el culto al mundo subterráneo, como serpientes. Otros cultos mediterráneos como el toro estaban muy arraigados en el levante. También han aparecido culto solares y lunares.
Uno de los cultos más venerados eran a las diosas de la fertilidad, también aparecen diversas diosas aladas representadas en vasos cerámicos. Aparecen asociadas con el culto al mundo subterráneo, como serpientes. Otros cultos mediterráneos como el toro estaban muy arraigados en el levante. También han aparecido culto solares y lunares.
EL
RITUAL FUNERARIO
El
ritual funerario generalizado en los íberos fue la incineración. Las
cenizas se colocaban en una urna y se rodeaban de ofrendas: vasos,
armas y otros objetos.
Los íberos incineraban a sus muertos, proceso durante el cual se quemaban
hierbas aromáticas. Las cenizas eran recogidas cuidadosamente y
depositadas en un loculus,con o sin urna.
Junto
a los restos del incinerado se enterraba su ajuar, compuesto por
elementos indicativos de su status social, como cerámica de lujo,
armas, herramientas, etc.; objetos personales como fíbulas o cuentas
de collar, y, en algunos casos, figurillas, amuletos y ofrendas
alimenticias. Diversas ceremonias podían celebrarse durante las
exequias, como libaciones, juegos funerarios, desfiles, cortejos y
banquetes.
Los
ajuares funerarios nos acercan a las creencias de ultratumba que
profesaban y a la costumbre ibérica de enterrar a los muertos con
sus objetos.
Fuentes:
“El
Cigarralejo” - Museo Monográfico de Arte Ibérico.
El
Museo de Arte Ibérico El Cigarralejo de Mula – La Colección
Permanente.
Es una pena que todavía esté sin excavar el poblado,hay que ponerse las pilas y poner en valor todo el yacimiento.
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