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23 de diciembre de 2012

El hombre ibérico y su caballo en " El Cigarralejo"

En esta breve entrada , hablaremos del hombre ibérico y reafirmaremos la importancia del armamento y el caballo en esta cultura.

El museo del Cigarralejo deja patente esta importancia y la vitrina 20 de la Sala IX,  esta dedicada a los ajuares del guerrero ibérico que incluye elementos en piedra que constatan esta importancia del armamento y del caballo.

Con respecto a los équidos, una consulta a las fuentes de información de la protohistoria ibérica tanto fuentes arqueológicas, iconográficas, textuales, numismáticas y paleofaunísticas, concluyen con su relevante papel en esta sociedad en sus distintos ámbitos: económicos, sociales y simbólicos.

Especial importancia, desde nuestra perspectiva, reviste el análisis de su función en el caso de los santuarios y las necrópolis.

En el caso del Cigarralejo contamos con numerosos fragmentos asociados a la forma del caballo. En esta vitrina (20 Sala IX), podemos observar dos pequeños fragmentos que representan el hocico y la cabeza de un caballo con correajes, finamente adornados con borlas en relieve, y faleras, éste último hallado en la tumba 395. Un gran elementos de la tumba 425 figura los cuartos traseros de un caballo enjaezado.

Destacamos de esta cultura exenta el tratamiento del extremo de la silla y sus correajes. Finalmente, la extraordinaria cabeza de caballo, con falera lateral de 6 cm de diámetro y superior de 9,5 cm de diámetro, hallada en la misma tumba número 395, donde se halló el pequeño fragmento con falera, que completa esta vitrina.

Algunas de estas piezas, elaboradas en la misma arenisca local de color blanquecino-amarillento, muestran evidentes restos de pintura roja, como en la cabeza, los cuartos traseros o el fragmento que representa al hocico.

A continuación, en la vitrina número 21, se muestra una cabecita masculina, con tocado ajustado un peinado donde destaca el geometrismo de las dos bandas de mechones dispuestas sobre la parte anterior de la cabeza. Presenta trazos de su original acabado con pintura roja, como la mayor parte del conjunto pétreo de la necrópolis. Su oreja derecha, en parte reintegrada, muestra un pendiente de 2,5 cm de diámetro y 1 cm de grosor.

Se trata de una cabecita de pequeño formato, con ojos enmarcados, finos labios y mentón insinuado, de 15 cm de altura máxima cuya labra se concentra en la parte frontal y cenital. La pieza se ha valorado desde su adscripción a la iconografía masculina del varón con indumentaria civil y pendiente en la oreja que Aranegui ha documentado en la provincia de Valencia (Escultura de Saitabi).

Corresponde a la plástica del Ibérico Pleno donde se manifiesta un cambio de signos de prestigio externo en elementos de indumentaria y adorno.

Concretamente, esta cabecita masculina fue hallada en la tumba 471 de El Cigarralejo (200-100 a.C.) donde también se documentó una cabeza femenina.

La posible existencia de grupos escultóricos queda planteada a partir del hallazgo conjunto de distintos elementos embutidos en la estructura de un mismo empedrado, es este caso de cronología tardía. 

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