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14 de enero de 2013

Exvotos de Caballo enjaezado

La entrada de hoy esta dedicada a explicar algunos de los exvotos de caballo enjaezado hallados en el Santuario del Cigarralejo por don Emeterio Cuadrado.

El conjunto de exvotos con representaciones de caballos es el de mejor calidad artística y, posiblemente, el más citado en la bibliografía científica y el más divulgativo.

Es más, el exvoto nº19, el cual explicaremos en esta entrada, es el utilizado como logotipo del propio Museo Monográfico de “El Cigarralejo”.

A continuación describiremos algunos de estos "Exvotos de Caballo Enjaezado"

  • Exvoto de caballo enjaezado:

Piedra arenisca. 16 X 10,5 X 4,8 CM. Nº Inventario: 19; E013.

“ Es la joya de la colección. Ninguna otra pieza tiene tan fina talla, ni tan elevada técnica ni tan exquisito arte. Todos los detalles del cuerpo animal y del atalaje están estudiados y representados con tal realismo y meticulosidad, que hacen de esta obra del arte ibérico una pieza única en su género”. Con estas palabras describía Emeterio Cuadrado el exvoto n° 19, una figura de caballo ricamente enjaezado.

No se conserva entero. Se pudo recuperar su cabeza, hoy integrada al cuerpo, pero falta la parte inferior de sus patas, así como la peana en la que se sustentaría. La talla, toda ella en bulto redondo al carecer del típico bloque de piedra entre sus extremidades, debió proporcionar a la pieza una notable fragilidad que bien explica su estado actual de conservación. Las proporciones del cuerpo son de las mejor conseguidas, lo que evidencia la pericia del artesano, así como su fina capacidad de observación a Ja hora de marcar los rasgos más característicos del animal. Derivado de todo ello sería la existencia de diferentes manos en el mismo taller.

La talla presenta una clara insinuación de la musculatura y articulaciones del animal (rasgo éste inusual en los exvotos de El Cigarralejo) así como un marcado detallismo de algunas de sus partes, tanto fisiológicas (sus órganos reproductores con clara indicación del escroto y prepucio)como el rico sistema de atalajes con que va enjaezado el animal.

La cabeza muestra un detallismo notable en sus elementos formales. Las orejas están vueltas hacia atrás, si bien sólo conservadas en parte. Los ojos son ovales y de globo ocular abultado, características éstas habituales en el taller de El Cigarralejo, pero presentan como excepcionalidad la labra de sus párpados con indicación, incluso, de sus correspondientes lagrimales. Por último, la nariz es afinada, con los ollares perforados mediante el uso de trépano y los belfos, carnosos y redondeados, contornean la boca ligeramente entreabierta.

Similar esmero se constata en la talla del atalaje constituido éste por brida y montura. La primera consta de cabezada con testera, frontalera, montantes y ahogadero. Llama la atención por el detallismo y buena conservación el freno, retorcido, y el bocado curvado que se adorna en sus extremos con pequeños engrosamientos circulares unidos al montante mediante anilla y triángulo. Las riendas se tallaron cortas. Lleva guardanuca que pasa entre las orejas, quedando sujeta por la testera y por otra correa sujetada en su extremo final en la garganta.

Con respecto a la montura ésta es de doble manta “ephippium” de forma rectangular con esquinas apuntadas que, una vez extendida, daría la forma de "piel de toro". El reborde de la inferior sobresale por los cuatro lados y se decoró mediante la talla de "dientes de sierra" mediante línea incisa pero, en origen, debían corresponder a bordados. Toda la superficie de la manta superior, o gualdrapa, va igualmente decorada mediante un dibujo inspirado en motivos vegetales geometrizados.



  • Exvoto de Caballo Enjaezado, en bulto redondo.


Piedra arenisca. 12 X 12, 5 X 6cm. NºInventario: 21; E009

Representa un caballo en el que se ha tallado su atalaje, lo que confiere hoy a la pieza gran interés. Apareció muy fragmentada pero, tras la rigurosa búsqueda de sus fragmentos se consiguió su casi total restauración. Faltan, tan sólo, las patas en gran medida paliada por haberse conservado d tabique de sustentación que unía ya con la peana propiamente dicha.
La cabeza fue tallada de manera algo desproporcionada (corta) en relación con el resto del cuerpo. Sus orejas, gruesas, no presentan labrados; el oído y los ollares de la nariz fueron realizados mediante el uso de trépano.

Las quijadas fueron talladas de manera correcta. Pero a diferencia de este poco interés por los rasgos formales fisiológicos todo lo contrarío ocurre con la talla de su atalaje o con determinados aspectos reveladores del elevado estatus de estos animales entre las élites ibéricas; caso, por ejemplo de las crines, en este caso peinadas a la izquierda. Ambas cuestiones resaltan el carácter de prestigio de los caballos ibéricos,más cercanos al carácter aristocrático- caballeresco de las gentes íberas que a lo belicoso propiamente dicho.

El atalaje del exvoto se compone de montura y brida, dado que los iberos no usaron silla de montar. Sí se tiene constancia material, por el contrario, del uso de espuelas, pues éstas han aparecido como parte de los ajuares funerarios en diversas necrópolis, entre otras el propio Cigarralejo. La montura es de doble manta “un ephippium” con sus esquinas ligeramente apuntadas a modo de "piel de toro", aspecto formal también documentado en la gran estatuaría caso, entre otros, de los conocidos caballos de La Losa o Los Villares (Hoya Gonzalo), ambos en Albacete. Por lo que respecta a la brida ésta se compone de cabezada con testera, frontalera, ahogadera y montantes. Las riendas parten de los extremos de la embocadura, seguramente serían dos anillos de hierro en la realidad.

Sobre la nuca el artesano (que no artista) talló una placa que pasaba entre las orejas y servía de protección hasta la parte alta del cuello. Dicha pieza quedaba sujeta por la testera de la brida, así como por otra correa que, pasando por la garganta, se inserta en la parte posterior de este guardanuca.

Paralelos formales a estos detalles se han podido encontrar, décadas más tarde, en los caballos del conjunto escultórico de Cerrillo Blanco (Porcuna, Jaén) y en Los Villares de Hoya Gonzalo (Albacete). Lateralmente se tallaron los órganos reproductores del caballo mediante un rebajado de toda la zona en un consciente deseo de indicar que de un caballo y no una yegua se trataba.

  • Exvoto de Caballo enjaezado.


Piedra arenisca. 11 x 11 x 4,5 cm. Nº Inventario: 33; E011

Caballo con la habitual zona de reserva sin talla entre las patas para favorecer el apoyo y peana. Presenta una fractura antigua en la zona del cuello, pero se conserva completa. La poca dureza de la arenisca escogida para tallar el exvoto, unido a la más que posible escasa pericia del artesano deducible al observar la calidad artística del exvoto, debió hacer aconsejable el no tallar el espacio existente entre la cabeza y el cuello, así como el citado "bloque" entre las patas.

La cabeza del animal está notablemente desproporcionada dentro de una composición rectangular. Sus orejas son largas, con los oídos marcados longitudinalmente; los ojos oblicuos y el labio inferior saliente. La crin cae a la izquierda. No presenta cabezada y las riendas, como en la mayor parte del conjunto de El Cigarralejo, son cortas y pasan sobre el cuello. Carece de representación de sus órganos sexuales.

La montura es la habitual: doble manta que no deja saliente de la inferior por la parte delantera, a diferencia de sus otros tres lados. La inferior no lleva adorno, pero sí la superior, tanto en el borde posterior como en la cincha, en concreto una línea incisa con dibujo en zigzag. En esta ocasión los bordes de la montura no son apuntados en sus extremos. La cola llega hasta la peana, por lo que fortalece, aun más, a la talla en su conjunto.

  • Exvoto de Caballo enjaezado, en bulto redondo.


Piedra arenisca.13 x 8,5 x 3,5 cm Nº Invenatario: 73; E012

Caballo sobre peana, no obstante el grueso del apoyo descansa sobre la piedra original dejada entre las patas. Ello delata el punto de partida del bloque de talla, un paralelípedo mantenido al configurar la propia figura del équido.

Presenta una rotura antigua en la zona del cuello, si bien el exvoto está prácticamente completo a excepción de las patas delanteras que, al igual que su correspondiente peana en esta parte, no se han conservado. Para su descubridor, Emeterio Cuadrado, ésta era "una de las figuras más graciosas de El Cigarralejo".

La cabeza del animal fue tallada resaltando de manera intencionada, tanto los rasgos fisionómicos más característicos del équido como los atalajes, signo del alto valor dado por las élites ibéricas al caballo como indicativo del estatus de su poseedor: el de caballero aristocrático.

Así, las orejas del animal están claramente talladas hacia adelante, con un somero rehundimiento indicativo del pabellón auricular. Los ojos son lenticulares, con el globo ocular saliente y, por su parte, la boca está indicada mediante una ancha marca incisa sin detallar los belfos, pero sí sus ollares realizados mediante sendas incisiones verticales.

El cuello es corto, posiblemente consciente el artesano de la fragilidad de la piedra empleada (arenisca) pero de fácil labra, corroborado por la existencia de una zona sin tallar dejada entre la parte baja de la cabeza y el cuello, hábilmente disimulada por unas anchas riendas. De hecho, en este sentido, conviene llamar la atención de cómo la mayor parte de las figuras de équidos presentan roturas antiguas justamente en la zona del cuello.

Las crines, cortas y peinadas a la derecha, se realizaron mediante profundos surcos, con cierta sensación de relieve gracias a su talla curvada y no en las habituales líneas rectas paralelas. El perfil inferior del cuerpo, así como sus cuatro extremidades, se realizaron mediante un ligero rehundimiento del bloque original.

El atalaje está constituido por la correspondiente cabezada con montantes, frontalera, ahogadero, testera y muserola. Por lo que respecta a su montura ésta es de una sola manta o “gualdrapa” sujeta mediante cincha y pretal.

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